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El debate sobre la eutanasia salta a las páginas de un thriller de misterio EFE - 14/11/2008 Javier Sauras. Madrid, 14 nov (EFE).- El debate sobre la eutanasia salta desde los periódicos a las páginas de un thriller de misterio, "Hacia la luz", una novela de la catalana Care Santos en la que un médico muy respetado por la sociedad pasa "de ser el ángel bueno de la muerte al ángel exterminador". La publicación de "Hacia la luz" (Espasa) coincide con el caso de Hannah Jones, una niña inglesa que se ha convertido en portada de todos los medios británicos, al ser denunciada por su médico después de que la joven renunciara a aceptar un trasplante de corazón para prolongar su vida. "El caso de Hannah plantea el mismo dilema que la novela, porque ella está en su derecho a decidir sobre su propia vida", ha afirmado la escritora en una entrevista con EFE. "Pretendemos hacer pasar a todo el mundo por el rasero de unas creencias muy antiguas; ¡qué horror!". En "Hacia la luz" el doctor que hace saltar las alarmas de la sociedad es Ángel Febles, "una cara pública muy querida que encierra un lado monstruoso", tal y como le describe Santos. Febles ya le llevaba "rondando desde hace 12 años" a la autora, quien intentó, antes de "Hacia la luz", darle salida en varios relatos cortos, algo que "no funcionó". Detrás de la "fachada suntuosa" con la que aparece en la novela, el médico esconde "muchos escombros" que se van revelando a medida que avanza la historia. Los encargados de ahondar en los misterios de Febles son Miren, una triunfadora que "ha pagado con su vida privada un currículum muy brillante", y Quim Quílez, un médico militante de la Asociación Dignidad Final, dedicada a los derechos de los moribundos. Aunque Miren lleve el mayor peso en la narración de la obra, es Quílez el personaje con el que Care Santos se siente "más relacionada". "Las conversaciones sobre medicina en la mesa me amargaron la infancia", confiesa entre risas la escritora, hija y hermana de médicos, y que ha vivido sumergida en tratados de neurología y tanatología para desarrollar la novela. Care Santos contactó con la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente, le pasó sus textos a varios expertos en medicina y farmacología para que "corrigieran gazapos", estudió a gurús de la tanatología -un terreno cercano a la parapsicología-, y entrevistó a gente que había estado clínicamente muerta, para redondear la obra. Después de todas estas experiencias, la escritora ya no se queda "con la explicación científica de que la imagen del túnel y la luz que sobrevienen cuando se acerca la muerte responden a procesos bioquímicos del cerebro". "La medicina ya ha tenido que alterar varias veces la definición de la muerte", advierte Santos.
EFE jss/cgm/mlb
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