Sinopsis
¿Qué hay más allá
de la luz? Sólo hay un modo de saberlo: caminar hacia
ella.
Care se adentra en el thriller con una historia de
intensidad hipnótica y a la vez, una reflexión sobre una
de las cuestiones más candentes de nuestra sociedad: la
lucha por los derechos de los enfermos terminales, la
dignidad final de toda personal: la de su muerte. Lo
hace a través de unos personajes que se acercan a la luz
por distintos caminos: Ángel Febles es una eminencia en
la atención a los moribundos, Joaquim Quílez es médico y
militante de la Asociación Dignidad Final, que lucha por
los derechos de los enfermos sin posibilidad de cura, y
Miren Fernández-Nimo, profesional de brillante currículo
pero no tan brillante historia personal, que acaba de
asumir la gerencia del Instituto Neurológico Febles.
Sueños extraños, una carpeta repleta de cartas de
denuncia, el amor que se presenta en el momento más
inoportuno y los extraños sucesos que ocurren en cierta
planta del hospital, a la que nadie sino Febles puede
tener acceso.
La autora
dijo a propósito de esta novela:
“Me interesa la realidad como punto de partida, no como fin en sí misma. Tiene que ver —supongo— con las razones que me llevan a escribir. Retener la realidad es una de ellas. Aunque no basta con eso. Si yo conociera de primera mano un crimen como el que narra Truman Capote en A sangre fría, contaría la historia del vecino que lo vio todo pero calló porque esa misma noche se la pegaba a su mujer con otra. Más que la realidad, me interesan sus intersticios, la grieta por donde todo se resquebraja. Y con respecto a las hibridaciones: hace tiempo que quiero escribir novelas que combinen géneros supuestamente populares y otras cosas. La novela de terror, el thriller de médicos, el realismo social, la novela sentimental e incluso la novela negra están en Hacia la luz”
La tormenta en un
vaso. Entrevista de Hilario J. Rodríguez
Han dicho de ella...
Así mientras unos
vuelven la espalda a este tipo de literatura, conscientes
de que sus lectores acuden a sus obras atraídos por
una escritura y una visión del mundo intransferibles que
en algunos casos acaban deteriorando o condicionando la
anécdota que cuentas, otros prefiere poner su talento al
servicio de las tramas clásicas que anidan en las
historias de género. La catalana Care Santos pertenece a
este grupo de autora que, a falta de un nombre mejor,
podríamos llamar “cinematográficos” y con su última
novela, Hacia la luz, demuestra que ha logrado
perfeccionar esa fórmula narrativa, que ya ensayara en
La muerte de Venus.
(...)
Pero las cosas nunca son lo que parecen y eso nos lo irá
desvelando la autora con prosa ágil y amena, al tiempo
que vuelve a exhibir su mano maestra para el trazado de
personajes. Esta vez incluso se permite bordear el
esperpento al dibujar a don Julio, un académico
cascarrabias al que los encargos de los muertos impiden
rematar su manual canónico sobre el Romanticismo
Español, un auténtico regalo para el lector, tanto como
el ritual de cortejo que protagonizan los personajes
principales, que se abre con una de las escenas de
seducción más hermosas que uno haya podido leer. Una
novela, en definitiva, que puede leerse devorando unas
palomitas.
Félix J. Palma, revista Mercurio
A menudo las novelas carecen del lado más salvaje de aquello que pretenden poner en evidencia, están atrapadas por constreñimientos similares a los de cualquier informativo donde se intenta no ofender al público más allá de lo razonable. Hasta cierto punto, son anestésicas, nunca sobrepasan ciertos límites (fijados por la decencia, además de por cuestiones relacionadas con la necesidad de abarcar a un mayor número de lectores). Por eso me gusta la falta de remilgos y la agresividad de Care Santos, que nunca se anda con coñas cuando quiere contar algo de provecho sobre temas como la eutanasia. Estoy de acuerdo con que posiblemente el libro no sea uno de esos artefactos minimalistas y crueles, graciosos pero sin gracia, fríos como un témpano, maduros en la forma y juveniles en el contenido, tan sugerentes que a veces no dicen nada; sin embargo, ningún lector podrá negar que es emocionante de principio a fin.
Hilario J. Rodríguez, La tormenta en un vaso
Care Santos ha conseguido,
en esta novela de intriga dosificada y poliédrica, armar
una estructura narrativa de tres tiempos y tres
historias. La de la joven protagonista que, tras el
hallazgo del fantasma airado de una romana asesinada,
reordenará su pasado familiar y sus preferencias, la de
su compañero sentimental inmerso en la problemática
presente de una separación conyugal y la propia historia
de un escultor en la Roma de Julio César que es contada
en tiempo real. Estos son los vasos comunicantes de una
ágil y entretenida trama, en torno a la venganza y al
descanso de las almas, que juega con la parodia, el
escepticismo y la sugestión que conlleva todo hallazgo
arqueológico, para envolver al lector en una ascendente
intriga que alcanza su mayor acierto en los capítulos
finales que culminan con un sorprendente desenlace.
Otro logro de la autora es
el de equilibrar y encajar en la historia la huella de
Virgilio y la impronta de M. R. James, de Wilde y
Lovecraft (al poner en relieve el elemento fantástico
vinculado a los estados de ánimo y a la conjunciones
imprevistas entre los sucesos y las personas) con la
realidad de la cotidianidad que refleja los celos, el
donjuanismo, la burocracia administrativa o la
picaresca. El resultado es una interesante novela que
resalta la importancia de la arqueología para conocer la
Historia.
Guillermo Busutil, La Opinión de Málaga, 28 de abril de 2007
Care Santos ha conseguido aterrizar de nuevo sobre la narrativa de terror sin conseguir una novela de género. Ya lo ha hecho antes, y probablemente lo volverá a hacer. Desafortunadamente, la obra que nos atañe ha pasado desapercibida sin merecerlo. Nos preguntamos por qué. Tal vez sea demasiado siniestra para un thriller comercial, quizás tenga unas miras demasiado amplias para lo que suele absorber el mercado, o tal vez sea que el mestizaje siempre es muy arriesgado para los que aspiran a todo. En cualquier caso, esta novela está excelentemente conducida y muy bien documentada. Doy fe. De eso y de que dentro de unos años seguiré recordando esa confesión del muerto en vida, esas pesadillas anegadas de fantasmas que repiten su nombre y piden justicia, ese motín de cadáveres aporreando las cámaras frigoríficas… ¡La máquina con la que Care Santos recorre el miedo tiene las ruedas de un Land Rover y la tapicería de una limusina!
Emilio Bueso, Nocte
En el aspecto
literario lo más interesante de Hacia la luz es la
manera cómo plantea el caso de un personaje, el doctor
Febles, que, cara a la opinión pública, ofrece una
imagen edulcorada que nada tiene que ver con la
realidad, que de hecho está muy lejos de ella. Esa forma
de presentarnos a un personaje fascinante para, a partir
de cierto momento, romper toda la ilusión creada sobre
él y, con los mismos elementos, presentarnos a un tipo
casi repulsivo, es, en mi opinión, el mejor logro de
carácter literario de esta novela. Con el mérito de que
Care Santos no se sirve, como sería lo fácil, de ningún
golpe de efecto o situación extrema, sino que este
desvelamiento del personaje tiene lugar de forma
paulatina; poco a poco se va desmoronando la ilusión
creada hasta que, en un momento determinado, todo mueve
al lector a desconfiar.
Asimismo es de destacar, en el plano literario, el uso
que Care Santos hace en esta novela de las
fantasmagorías, de elementos como espectros, apariciones
o sueños crípticos, un material que, aunque parece de
fácil y agradecido manejo, en realidad es bastante
delicado. Basta un pequeño desliz, un exceso, para teñir
de grotesco todo el conjunto. Care Santos, sin embargo,
viene de una novela como La muerte de Venus, finalista
del premio Primavera, donde aprendió a manejarse con
soltura en este tipo de subgénero literario, la novela
gótica, y es por ello que las apariciones, las voces
misteriosas, los fenómenos extraños que van pautando
esta novela en ningún momento cruzan la línea de lo
verosímil (de lo literariamente verosímil) y antes bien
le proporcionan a la novela el condimento necesario de
intriga y tensión.
Miguel Baquero, Literaturas.com
Hacia la luz, en
definitiva, es un thriller adictivo, una historia
apasionante que no sólo nos hará pasar unas buenas horas
durante su lectura, sino que, además, nos hará pensar en
temas tan interesantes como qué es lo que hay más allá
de la muerte y la práctica de la eutanasia en nuestro
país hoy en día, de si estamos o no de acuerdo de la
legalización de una práctica por la que muchos luchan,
algo sobre lo que tal vez debamos meditar, ya que todos
moriremos algún día y no todos estamos dispuestos a
hacerlo de cualquier manera.
No podemos saber, con los conocimientos de hoy en día
(quién sabe en un futuro), si hay un “más allá”, si los
fantasmas nos rodean o el ser humano podrá alguna vez
fotografiar la muerte. Lo que yo sí que sé decirte es
que Hacia la luz es una novela tremendamente interesante
que te atrapará desde la primera página. Así que, ¿a qué
esperas para caminar hacia ella?
Cristina Monteoliva
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