Sinopsis
Violeta Lax llega a
Barcelona desde Chicago para ver un fresco pintado por
su abuelo en el patio de la vieja casona familiar. Sin
embargo, durante los trabajos de restauración de la obra
aparece tras el muro un cuarto de escobas cuya
existencia nadie conocía, y en su interior, un cadáver
de más de 70 años de antigüedad. Esta pieza del
rompecabezas de su pasado insta a Violeta a una búsqueda
de sus raíces, que la llevará a reconstruir la historia
de sus antepasados más cercanos y a descubrir algunas
verdades que lo cambiarán todo, también en el presente.
Con ella, el lector emprende, guiado por un misterioso
narrador que irá desvelando poco a poco su identidad,
una búsqueda idéntica a la de la protagonista, por el
corazón de la Barcelona que construyó en Ensanche: del
paseo de Gracia a las barracas del paralelo, de los
salones burgueses a las reuniones espiritistas de los
librepensadores del momento o a las plantas repletas de
objetos distinguidos de los Grandes Almacenes El Siglo,
desaparecidos en un catastrófico incendio el día de
Navidad de 1932.
Habitaciones cerradas es una novela que puede leerse
como un relato histórico o como una historia de
misterio, pero que contiene también un retrato
costumbrista de la sociedad burguesa del XIX y
principios del XX, una saga familiar, un relato
epistolar de corte intimista protagonizado por Violeta y
su madre, o una novela de tesis acerca de la
reconstrucción del pasado desde el presente, de la
levedad del legado que dejamos a nuestros sucesores en
herencia o incluso de la relación entre arte y memoria.
Personajes reales e imaginarios entrecruzan sus destinos
para dar lugar a una trama adictiva, que se lee con
arrebato y que algunos ya han calificado como la novela
del año 2011.
En palabras de la autora:
“Para mí hay un antes y un después de esta novela. No sólo porque en ella he saldado deudas contraídas con viejos temas que tenía en la recámara desde hace mucho tiempo, sino porque he trabajado mucho y con mucho esfuerzo. La tiré a la basura el día en que cumplí 40 años, y la volví a recuperar sólo porque algunas personas cercanas insistieron en que lo hiciera. Mientras la escribía, a menudo pensaba que no sería capaz, que me había embarcado en algo demasiado grande. Ahora que está acabada, pese a la incredulidad, siento que es mi mejor libro y que el esfuerzo merecía la pena”.
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Han dicho de ella:
«Secretos de familia en la
Barcelona 'noucentista'». Natalia Marcos,
El País (noviembre 2015)
«Los actores enriquecen la novela». Marieta Taibo, Supertele (octubre 2015)
“El poder de su libro no está en la idea, el concepto, la percepción, está en el modo de hacernos cambiar la percepción de las cosas y de nosotros mismos. (...) Muy buena.”
Anna M. Gil, Culturas, La Vanguardia (15 junio 2011)
“Si buscas misterios familiares, giros inesperados, personajes llenos de claroscuros, buena prosa y un buen final, Habitaciones cerradas cumplirá con creces tus expectativas.”
Isabel Marín, Mujer de Hoy, Julio 2011
“Santos demuestra en todo momento su maestría en el equilibrio narrativo. El propio misterio en torno al cual gira la trama se va desvelando a su tiempo (...) Una obra que es, ante todo, el retrato intimista y urbano de una clase social y de la ciudad que propició su ascenso y contempló su deterioro. Las dos, sin duda, con muchas habitaciones por abrir”.
María Pilar Queralt del Hierro. Revista Historia y Vida nº 519 (mayo 2011)
“Care Santos combina magistralmente las épocas, desde los últimos años del siglo XIX hasta la actualidad, y las dota de una unidad que jamás se rompe. La construcción de los personajes es verosímil y el lector viajará con facilidad a tiempos pretéritos a través de una prosa elegante, exenta de barroquismos y a la que no le sobra nada. Muy recomendable lectura para este verano”.
Revista Leer, julio 2011
“Estas Habitaciones
cerradas son abiertas por Care Santos con maestría,
permitiéndole bordear perfiles folletinescos sin caer en
el tópico.”
María Elena Cruz
Varela, El Cultural (El Mundo), mayo
2011
“Que ningún fantasma la mate en el tiempo: hará felices a miles de lectores”.
Ricard Ruiz Garzón, El Periódico, 23 de marzo 2011