Podría decir que Esta noche no hay luna llena trata de la historia de amor entre un vampiro adolescente y una chica que acaba de descubrir que puede transformarse en lobo. Sin embargo, me produce sonrojo escribir esto. No sólo porque las librerías están atestadas de libros de vampiros y de hombres (o mujeres) lobo. También porque el monstruo, esa cualidad de seres extraños que tienen los dos protagonistas, es sólo el pretexto para hablar de algo que me interesa de verdad y de lo que he hablado ya en muchos de mis otros libros. Esta noche no hay luna llena trata de la aventura y el drama de crecer. Crecer como sinónimo de hallar tu propio camino y apartarte de aquél que te vio nacer. Crecer como sinónimo de buscar con criterio propio quién debe acompañarte en tu recorrido. Crecer como sinónimo de tomar tus propias decisiones, aunque cuesten, aunque sean dolorosas o aunque nos cuesten muy caras. De todo esto va esta novela, un libro que llevaba mucho tiempo queriendo escribir, y que finalmente cobró forma y sentido en la toponimia de León y en las leyendas de la cultura del Noroeste española. Porque eso también es esta novela: un homenaje a nuestro fabuloso patrimonio legendario y a aquellas personas que han sabido mantener y transmitir nuestra tradición oral.

Es una novela dirigida a los lectores jóvenes, sí, pero conviene no olvidar que la juventud se lleva, sobre todo, en el corazón.

Ojalá la disfrutéis tanto como yo lo he hecho al escribirla.